viernes, 7 de octubre de 2011

Cristina

Anoche por primera vez, me sentí culpable. Anoche, después de tres años llenos de noches que han traido tu recuerdo, me sentí culpable.

Llegaste a mí, por causas del destino, ya sé... Nada ocurre por casualidad. Llegaste perdida, cargada de un miedo que te acompañó hasta siempre. Mirabas a todos lados y sin centrar tu mirada en ningún punto, nunca perdías detalle del cosmos que te rodeaba. Todo eran amenazas en tu mundo. Si tuviera que describir lo que sentí al verte por vez primera, elegiría una sola palabra. MIEDO. El miedo, el terror, el pánico se hicieron a la vez todos ellos dueños de ti.

Pero en mitad de todo quedaba un punto de luz. Una ilusión que te mantenía atada a la vida. Y yo te empujé, mi dulce Cristina. Te empujé porque en tu ilusión estaba también la mía. Porque en ti, encontré a quien iba a cumplir con lo que en aquel momento, yo no me atrevía. Cristina... Mi dulce niña Cristina...

Y te marchaste. Juntas hicimos un equipaje lleno de cosas tuyas y mías. Te marchaste tras el amor. Tras tu ilusión... Te marchaste en un vano intento de olvidar un pasado que te persiguió hasta siempre. Y yo te empujé, mi dulce Cristina, yo te animé...

Fue una sola llamada, de madrugada. Dos madrugadas antes del día de navidad. Al otro lado me notificaban el desenlace de mi hermana... Te creiste con el derecho de elegir dónde, cuando y cómo... Y pusiste fin.. Acabando ya con el miedo y tambien con tu pasado como con tu futuro, mi dulce Cristina.


Sigues en mi recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario