Así que quédate conmigo, pequeña, que esto es para ti.
Espera, que me conecto en modo-abuela, para decir que el tiempo ha pasado muy deprisa. Demasiado deprisa...Aún recuerdo todos los detalles de la noche en que llegaste. Como fuimos todos a esperarte. Recuerdo perfectamente como salió papá, sonriente, orgulloso como el que sabe que ha hecho un buen trabajo, pocos minutos después de recibirte en sus manos. Nos explicó a tus demás hermanos y a mí cómo eras, el color oscuro de tu pelo, tus ojos grandes, lo rosadito de tu piel... Pero no fue suficiente, porque todo tampoco hubiera sido suficiente... Y es que no he vuelto a ver bebé tan lustroso como tú. Nada más conocerte, insisto con lo de tu mirada... Sí, ya sé que con dos horas de vida, apenas se puede ver bien, pero yo sé que en ese instante me miraste fijamente, y ya me tenías atada a ti.
Fue muy divertido. Llegaste a una casa en la que todos éramos mayorcitos, y verte crecer, cuidar de ti... Era una maravilla. Todos aprendimos mucho de ti, y creeme... Aprendimos mucho más nosotros contigo, y de ti, que tú de nosotros. ¡Y mírate! ¡Ya eres una mini-mujer!
Nos lo decimos constantemente, pero te lo escribo aquí también... Te quiero pitufa. Disfruta de tus 13!
No hay comentarios:
Publicar un comentario